El trastorno obsesivo-compulsivo, conocido también como TOC, es uno de los trastornos más frecuentes en la población. La edad en la que se suele diagnosticar oscila entre los 15 y los 20 años, aunque se puede dar en la época infantil. No existen diferencias con respecto al genero. En muchas ocasiones aparece asociado a otros trastornos como pueden ser: ansiedad, depresión, fobias, disfunción sexual, etc., o bien a problemas en el ámbito familiar o de pareja.
Según el CIE-10, su principal característica es que la persona presenta pensamientos obsesivos o actos compulsivos recurrentes. Estos pensamientos son imágenes, ideas, o bien en forma de impulsos mentales, que interfieren en la actividad mental y en la conducta de la persona, causando ansiedad y malestar. Suelen ser imágenes desagradables por su contenido violento u obsceno. Algunos ejemplos son:
- Pensamientos sobre contaminarse
- Causar daños a otros o a que le pase algo a los padres, familia…
- Ideas agresivas o de contenido sexual
- Escrupulosidad /religiosidad excesiva
- Necesidad de simetría
- Etc.
Ejemplo de pensamiento: Ver una y otra vez la imagen de algún ser querido en su lecho de muerte, a pesar de que esta persona se encuentra viva.
Cuando ocurren estos pensamientos o imágenes, se desencadenan una serie de actos o rituales compulsivos, con el objetivo de prevenir que tengan lugar, a pesar de que en muchos casos la persona que sufre un TOC sabe que estos pensamientos son improbables y carecen de sentido.
Estos rituales pueden tomar diferentes formas, entre ellas las más comunes son: Lavarse las manos repetidamente y muy minuciosamente para evitar contagiarse por alguna enfermedad, comprobar una y otra vez si se cerró la puerta con llave, a pesar de que la persona sabe que la cerró, colocar objetos de forma ordenada o bien repetir frases mentales una y otra vez.
Estos rituales ayudan a que la persona vea disminuida su ansiedad cuando se produce un pensamiento obsesivo.
Una vez diagnosticado un TOC y dentro de los tratamientos cognitivos-conductuales, los que mejor resultados consiguen son, las técnicas de exposición y prevención de respuestas, así como la intervención de estimación de catástrofe y de responsabilidades. También puede aplicarse tratamiento farmacológico.
Buela-Casal, G. y Sierra, J. C. (dirs.) (2001) Manual de Evaluación y Tratamientos psicológicos. Madrid: Biblioteca Nueva.
Paqui Barba Colmenero. Colegiada AO05819
http://www.lmentalpsicologia.es