Oler un color, ver un sentimiento, escuchar una forma… Parecen realidades sacadas de un cuento, pero nada más lejos de la realidad. Las personas sinestésicas son capaces de activar dos sentidos a la vez, aun cuando uno de ellos no ha recibido estimulación (Melero, 2015). Es decir, al activarse un sentido como el oído (por ejemplo al escuchar una canción) se activaría otro como la vista (ver colores que sólo deberían ser “imaginarios”).
Un ejemplo de Sinestesia en Ratatouille (2007), imagen obtenida de http://giupiano.blogspot.com
Como comentábamos al principio, hay diferentes tipos de sinestesia, por ejemplo; existen casos documentados como el de James Wannerton, el cual tenía sinestesia tanto léxico-gustativa, como del sonido al gusto, es decir, podía llegar a saborear las palabras que escuchaba o leía. En una entrevista llegó a decir que elegía a sus novias por el sabor de sus nombres (Navais, 2015). Otro caso conocido es el de G. W. de 19 años que cuando escuchaba el nombre de alguien familiar veía una aureola que representaba el tipo de relación que tenía con esa persona.
Nota. Adaptado de “La sinestesia: sentidos sin fronteras” (p. 13), por M. Hochel, 2006, Departamento de psicología experimental.
En esta imagen podemos apreciar el porcentaje de sinestésicos que perciben este tipo de experiencias con distintos estímulos. Como observamos en el gráfico lo más común es que estas personas desarrollen su sinestesia hacia los estímulos léxicos, es decir: escuchar, leer, decir palabras, etc., seguido de los estímulos auditivos.
¿Sabías qué… Inventores tan famosos cómo Nikola Tesla tenían esta capacidad? (Villarejo y Herrero, 2013)
¿Por qué sucede?
La ciencia lleva muchos años tratando de dar explicación a este fenómeno tan llamativo y, aunque aún no lo sabemos a ciencia cierta, se intuye que pueda deberse en un gran porcentaje a la genética, en concreto a un rasgo dominante del cromosoma X (por lo que este fenómeno es 6 veces más frecuente en mujeres que en hombres). Aunque existen otras teorías, por ejemplo, se postula que pudiera deberse a que existe una conexión entre dos o más áreas del cerebro que no suele corresponderse con la del resto de la población. En cambio, otros autores hipotetizan lo contrario, sosteniendo que más que un exceso de conexiones existiría menos inhibición en las áreas del cerebro multimodales (Hochel, 2006).
Pero esto no es algo extravagante que solo le pase a unos pocos, ya que hay autores que confirman que en el fondo todos somos un poco sinestésicos, ¿no te lo crees? Hagamos una prueba: Observa la siguiente imagen y relaciona cada una de las formas con dos nombres: Bouba y Kiki.
Nota. Adaptado de “La sinestesia, una condición biológica y la subjetividad del conocimiento humano” (p. 20), por P. Figueroa, 2019, Universidad de Chile.
Si relacionaste la figura 1 con la palabra “Bouba” y la figura 2 con la palabra “Kiki” ¡Felicidades! Tú también eres un poco sinestésico.
Esta prueba fue la que utilizaron los autores Hubbard y Ramachandran (2005) en una investigación donde descubrieron que el 80% de los encuestados respondían de esta manera. Los autores hipotetizan que pueda deberse a conexiones neuronales entre ciertas zonas de nuestro cerebro, por ejemplo las sensoriales y las motoras, así al decir «Bouba» nuestros labios toman una forma más redonda y abierta algo que se relacionaría con la primera figura, y en la segunda palabra estrechamos más la boca y tenemos el paladar más alto, asemejado a la figura 2.
Como vemos, la sinestesia no nos es totalmente ajena, aunque las personas que la viven en toda su plenitud encuentran tanto ventajas como desventajas: Entre las primeras destacan ser mejores en tareas de memoria y más creativos, y respecto a las desventajas mostraban descontento cuando sus percepciones sinestésicas no terminaban de encajar con la realidad o cuando juzgan a personas porque su nombre les inspiraba colores negativos (Hochel, 2006).
Reflexionando sobre la estigmatización.
Como Figueroa (2019) comenta en su artículo el mayor problema que han tenido los sinestésicos ha sido la desinformación que existía entre la población ya que esta cualidad ha sido descubierta recientemente (hace unas dos décadas). Cuando este fenómeno aún no tenía el reconocimiento científico que tiene hoy en día se llegaban a confundir a estas personas con esquizofrénicos e incluso los podían llegar a internar en un psiquiátrico. Por ello es esencial divulgar que las personas sinestésicas no son diferentes del resto de la población, sino que perciben de un modo distinto al nuestro y esto no tiene por qué suponer un problema.
“La cognición no es la representación de un mundo con existencia independiente, sino más bien la constante construcción de un mundo a través del proceso de vida” (Maturana y Varela, 1984)
Referencias:
Figueroa, P. (2019). La sinestesia, una condición biológica y la subjetividad del conocimiento humano. Chile: Universidad de Chile.
Hochel, M. (2006). La sinestesia: Sentidos sin fronteras. Departamento de psicología experimental. Universidad de Granada. 12-27
Hubbard, E. y Ramachandran, V.S. (2005). Neurocognitive Mechanisms of Synesthesia. Neuron, 48(3), 509-520. doi:10.1016/j.neuron.2005.10.012
Maturana, H. y Valera, F. (1984). El árbol del conocimiento: las bases biológicas del entendimiento humano. Santiago de Chile: Editorial Universitaria
Melero, H., Peña-Melián, A. y Ríos-Lago, M. (2015) ¿Colores, sabores, números?: la sinestesia en una muestra española. Revista de Neurología, 60 (04), 145-50. https://doi.org/10.33588/rn.6004.2014345
Navais, M. (10 de Septiembre de 2015). Sinestesia: cuando los colores tienen sabores. Psyciencia.
https://www.psyciencia.com/sinestesia-cuando-asocias-un-numero-con-un-color-deter minado/?doing_wp_cron=1564390098.6201350688934326171875
Villarejo, A. y Herrero, A. (2013) Nikola Tesla: relámpagos de inspiración. Revista de Neurología, 56 (02). https://doi.org/10.33588/rn.5602.2012537
María Ginés Torres. Alumna de practicas del grado de psicología de la Universidad de Jaén